Tierra Ausente de Identidad
Zipaquirá… Tierra del Zipa, Caciques, Muiscas y Próceres. Tierra que
alguna vez fue capital de Colombia.
Polvo del mar… La lengua de ti
recibe un beso de la noche marina,… el gusto funde en cada sazonado manjar…, y
así la mínima, la minúscula ola del
salero… nos enseña no sólo su doméstica blancura, sino el sabor central del
infinito.
Oda
a la Sal (Pablo Neruda)
Jean Paul Sartre escribió una vez…
<Chaque homme est ce qu'il
fait avec ce qu'on a fait de lui> “Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de
él”
En efecto, cada individuo ha sido construido de acuerdo a su contexto
biológico y sociocultural. Éste último determina nuestras maneras de pensar,
sentir y actuar de tal forma que nos adaptamos a la mayoría de sus directrices y
preceptos con posibilidades mínimas de prescindir de ellas.
Keesing, define la cultura como
<La totalidad de la conducta aprendida trasmitida socialmente>
Malinowski vio la cultura como <Un
elemento para satisfacer las necesidades del individuo en la sociedad>
De acuerdo a tales consideraciones o proposiciones, cabe preguntarse…
¿Cuáles son los elementos que se han transmitido en Zipaquirá para la
construcción de su cultura? ¿Qué hicieron de nosotros?
La historia permite aproximarse y comprender el presente, ubicarnos en
el aquí y allá, en el ayer y en el ahora, en el por que y para qué. Siglos
atrás, Zipaquirá también llamada, Chicaquicha:
<Nuestro cercado grande>. Chipaquicha:
<Pié de nuestro padre>. Chicaquira o Chicaquica:
<Pié del Zipa> o <Ciudad del
Zipa>.
La cultura de aquel entonces se hallaba estructurada, en permanente
coherencia de sentido dentro de si, su lenguaje, mitos y ritos resultaban
lógicos y eran funcionales para mantener su existencia y supervivencia. Su
religión y con ella sus Dioses o Deidades, que mas allá de toda carencia
científica de su propia existencia, permitían inferir o deducir sus creencias
como hábitos que lograban la construcción y sustentación de sentido para sus
propia vidas.
Su conservación socioeconómica de aquel entonces giraba en torno al Oro
Blanco – Sal, donde tal riqueza lograba beneficiar a todo el pueblo, donde tan
preciado polvo blanco enorgullecía a los Chicaquicha
otorgándole una representación simbólica de riqueza y abundancia infinita.
Polvo blanco asediado por tierras ajenas, las cuales entre frio y lluvia cruzaban
largos caminos para lograr obtener tan solo un poco de tan gran preciado
erario.
Sin embargo y para infortunio nuestro; toda nuestra cultura fue
quebrantada y escindida a raíz de la conquista y/o colonialismo, tal genocidio
físico y cultural acabó con toda nuestra identidad, (Lenguaje, Ritos, Mitos,
Dioses etc.) lo que genero y ha generado un vacío histórico que no logramos
recuperar. Tal ruptura de identidad llego a un margen absurdo que nos hicieron
avergonzar de nuestros indígenas, de hacernos creer hoy día que la palabra
“Indígena” puede utilizarse como ofensa, agravio y sinónimo de vergüenza, y
peor aun, llegamos a aceptar y asimilar tal idea inadmisible que perdimos toda
identidad colectiva e histórica posible. No sabemos quienes somos.
Pensar desde y para Zipaquirá es arduo y complejo, no solo por los
saberes contemporáneos que ofrece la modernidad en términos de creación de
nuevas culturas, sino por la ausencia de identidad colectiva que nos
identificaba o nos distinguía como Zipaquireños.
Lo contemporáneo se caracteriza por ser una época fluida, continua,
irrefrenable, compulsiva, creativa o destructiva (según sea el caso) y
Zipaquirá no es la excepción. Como Municipio que es, (porque cuidad no es y
nunca ha sido, Solo es cuidad cuando los “políticos” creen y prometen verla
como cuidad), ha sido transformada, desplazada, sometida y cohibida por los
nuevos avances socioculturales. Somos
retazos de retazos de culturas posmodernas. (Estados Unidos y Europa)
Bien lo dijo José Feinmann (Filosofo Argentino) en una de sus conferencias virtuales sobre
filosofía., <Nosotros tenemos que
pensar desde nosotros mismos, nosotros los Latinoamericanos fuimos pensados a
partir de categorías europeas>
He aquí la complejidad, y toda complejidad comprende e incluye
incertidumbre. ¿Como crear una identidad propia si fuimos pensados y construidos
con base a dogmas y representaciones europeas desde el siglo XVI? y hoy,
después de una época de ilustración y Conocimiento universal al alcance de
cualquiera ¿Por qué continuamos siendo la copia de la copia cultural de otro?
Los Zipaquireños siempre hemos sido reconocidos por representaciones
simbólicas como la Sal y su Catedral, (Por más privatizada y ajena a nosotros
que esta se encuentre) pero más allá de tal simbolismo no existe un patrón
cultural de “Ciudadano Zipaquireño” que nos reconozca como unidades y/o
comunidades únicas frente al resto del país y el mundo.
Existe un desierto socio-histórico que generó un vacío cultural, nos
borraron la herencia. De la Zipaquirá antigua solo quedan vagos recuerdos.
Recuerdos que olvidamos evocar, una tierra con amnesia histórica, somos letra
muerta.
En nuestro pasado histórico esta nuestra identidad, debemos reconstruirla
y revivirla para evitar que el capital cultural extranjero la siga quebrando,
si la quiebra, en definitiva, perderemos toda unidad de sentido. Dice
Becker: “La sociedad es un Mito vivo del sentido de la vida humana, una
desafiante creación de sentido” Un sentido que Zipaquirá ha perdido y
seguirá perdiendo mientras no tomemos estas tierras como propias, como únicas e
irrepetibles.
Alejandro
Primiciero calvo
Psicólogo